lunes, 29 de octubre de 2012

Quién soy?


Mi nombre? Me llamo “Princess Enn”. Obviamente, no es mi nombre real. Pero siempre me gustó que me digan Princesa. Aunque nunca nadie jamás lo haga. No importa. Este es mi espacio, es el mundo que yo misma he creado y acá puedo llamarme así... Princess, y no princesa. Suena mejor en inglés, me gusta más. Y sale de lo común, del castellano, español, o como sea…  “Enn” por el nombre de mi hija, que empieza con N. Ya la presentaré, más adelante. Cuando esto esté lo suficientemente "avanzado" para darle el espacio que ella se merece. Por ahora, hablaré de mi...


No soy una nena caprichosa, aunque a veces lo parezca. Tengo un carácter, personalidad y hasta un tono de voz que hace que parezca que creo llevarme el mundo por delante. Sin embargo, soy una "mujer" de 22 anios, que he tenido que afrontar golpes que me hacen vivir la vida de una persona adulta. Desde pequenia, siempre fui más "precoz" de lo normal. Qué ninia se desarrolla apenas cumplidos los 10 anios? Mis amigas jugaban a las muniecas, y yo leía Bequer y Pablo Neruda. Todo esto en algún momento me trajo "problemas". He tenido vivencias más fuertes que algunas personas de 30 anios, en algunos aspectos. Hoy por hoy, hablo desde la experiencia de encarar la maternidad con 16 anios, el estudio conviviendo con el trabajo, más la carga de intentar vencer, en una lucha constante, la depresión, el sentimiento de soledad, las pérdidas y frustraciones, los problemas vinculares de elegir malas amistades, parejas, companieras; y los fantasmas más díficiles de vencer. Si pudiera nombrarlas, lo haría como ya lo han hecho antes: Ana, por anorexia, y Mia, por bulimia. Todo esto, me ha dejado una historia que contar, una voz interior que necesita ser escuchada...


Mi mundo actual no está tan mal, si lo miramos de afuera… Vivo en un país subdesarrollado, pero hermoso. No tiene ni montañas ni aguas transparentes, no es fácil progresar aquí, pero aún así, es mi país… Y así lo quiero.

Fui criada en una familia de clase media, nunca hubo carencias en cuanto a las necesidades básicas. Podemos decir que vivímos bien, hasta salíamos a vacacionar a cientos de quilómetros por una o dos semanas. Éramos la clásica familia de clase media, por categorizar de alguna manera. Vivía con mis papas y mi abuela, quien me cuidaba cuando mis padres trabajaban. Nunca tuve que enfrentar el trauma de los padres separados, pero sí el de unos padres relativamente ausentes. Los primeros anios, fui la nena de la casa, hasta que llegó mi hermano, cuando tenía cinco anios. Como toda nena a la que "los de afuera" llenaban, de manias, me sentí desplazada. Creo que el desplazamiento es aún peor que el rechazo, porque acá no hay algo que falla en tí, sino que otro mejor que tú, y que llena aún más y mejor ese espacio que antes, fue tuyo. Dejé de ser la muniequita hermosa y graciosa que apacaraba toda la atención en reuniones, eventos familiares, la "chiquitita", ese lugar ahora no era mio. Obviamente mi hermano no es culpable, ni mis padres, ni los demás, ni yo misma... Pero con cinco anios, me sentí asi. Lo cual aumentó aún más mis celos y soledad, considerando un complejo de Electra que nunca existió. O nunca fue resuelto o manifestado correctamente, si escuchamos a los psicólogos entendidos en el tema.

Viví con mis padres, y mi hermano, hasta poco después de cumplidos los 18. Mi abuela, mi sol, mi mundo, mi mamá, murió hace exactamente tres anios. Estuve con ella hasta el final, como lo merecía. Bueno, ella hubiese merecido más... Era un ángel, literalmente. Era hermosa, rubia, de una piel blanca como la espuma del mar, que combinaba perfectamente con sus ojos azules. Creo que su imágen creaba una excelente combinación con su personalidad. Hasta el día de hoy, recuerdo las canciones que me cantaba, cuando me llevaba y me traía del jardín, ir con ella a hacer mandados, ella con su rodilla renga... Hay mucho que aprender de mi abu. Una mujer grandiosa, inmortal para mí, porque guarda los lugares más importantes, de mil susurros, de mil aromas, de mil recuerdos.

Hoy, octubre, 2012... Tengo un trabajo estable en una compañía reconocida internacionalmente, a pesar de mi carrera como profesora hoy me dedico al área del turismo. Gano un sueldo bastante bueno para mi corta edad.

Vivo “sola”, por decirlo así. Mi hija, hoy de 5 años, me acompaña a diario en mi “hogar dulce hogar”. Me refiero, al decir que vivo sola, a que soy yo quien lleva la casa adelante, y es aquí cuando mi salario no es tan bueno…  Al mantener los gastos de la casa, llego a mitad de mes sin dinero en los bolsillos. Eso, sin contar mi gran adicción a la ropa, zapatos y perfumes que se llevan un porcentaje interesante de mis ingresos. Suena tonto, pero es así como cubro mis vacíos emocionales... 

Sin embargo, está la frase de consuelo, “otros están peor”. Y hay allí algo de verdad: no consumo drogas (a excepción del mate, el cigarro y algún que otro té),  tengo un currículum vitae muy bueno, y tengo un proyecto de vivienda propia.

Mi casa siempre está rodeada de gente, soy una persona muy sociable. Me considero divertida y tengo muchos temas de conversación, soy muy abierta. Me interesan muchas cosas, como el arte, el cine, la música, la psicología, la literatura... Además, soy un buen oído... Tal vez por todo eso, siempre hay alguien que viene conmigo para tomar mate, a escuchar música, jugar a las cartas o tomar algo. Siempre sonrío cuando hay gente. Soy esa persona alegre que me gusta tener al lado.

Si lo miramos de afuera, mi vida es casi perfecta. Pero no. Sólo yo sé lo que mi mente atormenta… Hace muchos anios que me deprimo de vez en cuando… Que mi cuerpo no me agrada, que deseo tener más altura (llego a cuenta gotas al metro cincuenta y cinco), que deseo tener un placar gigante, lleno de ropa y calzados, perfumes de marcas reconocidas, la casa perfectamente amueblada y decorada, etc., etc., etc… Hace años que me siento sola… Posiblemente desde la infancia, creo que allí nacen todos mis miedos… Creo que allí fui condenada a ser una psicólogo-dependiente para toda mi vida…

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